martes, 21 de junio de 2016

POLÍTICA Y SENTIDO COMÚN





            Según la definición del DRAE, la política es el arte de gobernar a los pueblos. Otras definiciones dicen que “es la ciencia que trata del gobierno o la dirección de los estados, las ciudades o las colectividades en general”.
Creo que las palabras claves de estas definiciones son ‘arte’ y ‘ciencia’. Si nos atenemos a ellas, las lecturas son varias. Una de las definiciones de un vocablo tan ambiguo como ‘arte’, es el concepto que engloba toda forma de expresión de carácter creativo, realizada por un ser humano. Pero también es la capacidad o habilidad para hacer algo, en este caso que nos ocupa, gobernar bien. En cuanto a la segunda palabra clave, me quedo con la definición de ciencia como un conjunto de técnicas y métodos que se utilizan para alcanzar el conocimiento. En nuestro caso sería el conocimiento necesario para el buen gobierno.

martes, 15 de julio de 2014

ESPAÑA SE ASOMBRA DEL SEÑOR MONTORO

         Nuevo rifirrafe en el Congreso entre la apisonadora del PP y el resto de los grupos de la oposición, y no es para menos. Querer imponer por medio de un Real Decreto nada menos que 47 medidas que modifican de golpe 26 leyes, en un trámite parlamentario que pretendían pasar sin permitir enmiendas ni debates, ya me parece rizar el rizo de la prepotencia y del desprecio al poder legislativo, que no lo componen solamente ellos, cuestión que olvidan con mucha frecuencia, sino ellos y el resto de los grupos que representan también a una buena parte de la ciudadanía.
         El señor Rajoy ha olvidado rápidamente aquello de lo que se vienen llenando la boca últimamente, que se llama regeneración democrática, y utiliza otra vez la fórmula exprés de Real Decreto, reservado solamente para asuntos de extraordinaria y urgente necesidad que, desde luego, no es el caso, para sacar adelante una serie de medidas y evitar así el debate, las críticas, los ladridos y las enmiendas. Finalmente, ante el aluvión de protestas del resto de los grupos, se ha aceptado tramitarlo como proyecto de ley, pero después de que el Congreso apruebe (a esta fecha ya lo estará) el paquete completo de medidas.

jueves, 26 de junio de 2014

DESPRECIO A LA CIUDADANÍA


          Hace ya bastante tiempo que estos políticos que sufrimos día a día (vosotros más que yo) decidieron convocar ruedas de prensa sin permitir preguntas. Se pasaron por el arco del triunfo la obligación que todo servidor público tiene de informar a la ciudadanía de sus actos y, por supuesto, no sólo permitir sino responder cualquier pregunta que pueda hacerle un periodista. Si no les gusta, que se dediquen a otra cosa. Casi seguro que el país saldría ganando…
          Ignoro si algún asesor con seso habrá dicho a sus asesorados que prohibir las preguntas es el más claro indicativo de miedo. Quien teme las preguntas es porque no tiene respuestas. Si un gobernante no quiere que le pregunten por sus acciones de gobierno será porque sabe que no lo está haciendo bien. Quien está seguro de que sus actos responden de verdad a las necesidades de la mayoría de la sociedad jamás tendrá miedo de responder a cualquier cuestión que puedan plantearle. ¿Cómo vamos a confiar en un político que se niega a responder y demuestra inseguridad en sí mismo? Si él no cree en sí mismo, ni en lo que hace, ¿cómo vamos a creer los demás…? ¿Confiarían ustedes en mí si yo dejase de ladrar…?

lunes, 2 de junio de 2014

LO QUE YO HARÍA SI FUESE FELIPE... SIN EL VI


          Tenía pensado responder  algunas cuestiones sobre la abstención, pero como la actualidad manda, cambio de tercio. Llevo todo el día, desde el anuncio de la abdicación del Rey, leyendo y oyendo comentarios por el norte, por el sur, por el este y por el oeste. De articulistas y contertulios sesudos, y de otros que más valdría que se quedasen en su casita en pantuflas, que es como mejor se reflexiona. Y servidora, como se ha levantado con los tacones puestos (es un decir, mis pezuñitas no admiten tacones), lógicamente no he reflexionado tampoco mucho sobre el tema, entre otras cosas, porque me parece a mí que el asunto en cuestión tampoco necesita demasiada reflexión en sí mismo. Otra cosa es que empecemos a cavilar sobre los intereses espurios que pueda haber a su alrededor y entonces sí, entonces sí que habría mucha más tela que cortar y mucho más que ladrar.

lunes, 26 de mayo de 2014

LA ABSTENCIÓN GANA POR MAYORÍA ABSOLUTA


           No creo que me equivoque si digo que muchos de vosotros estabais esperando con gran interés y curiosidad el resultado de estas elecciones que, además de ser muy importantes en sí mismas, eran algo así como el termómetro que iba a medir la temperatura del descontento ciudadano, no sólo contra las políticas del Gobierno, sino contra el bipartidismo que ha resultado ser un lastre para el funcionamiento de la democracia, de una democracia real y más cercana a la sociedad. Yo, sinceramente, estaba expectante para ver si todos los movimientos de protesta ciudadana de estos dos últimos años, empezando por el 15-M y siguiendo con las distintas “mareas”, se iban a reflejar en las urnas que, en definitiva, es lo que vale.
          Ahora bien, lo que no esperaba es que, a estas alturas y con la que ha estado y sigue cayendo encima de vosotros, una gran parte de la ciudadanía, la mayoría en este caso, siguiese instalada en el pasotismo y en la ignorancia… Me quedo con muchas ganas de ladrarles algún adjetivo más, pero vamos a dejarlo ahí. Porque, al margen de los resultados de los que sí han votado, que comentaré después, nunca he entendido y sigo sin entender que alguien considere la abstención como una opción a la hora de votar en unas elecciones. Para mí, la abstención no tiene otro significado que un voto contra la democracia. ¿Para qué demonios la quereis entonces? ¿Es que a los abstencionistas les gustaría más un régimen dictatorial que no permitiese un sistema de elecciones libres, que no permitiese la existencia de partidos, ni de ideologías, que permitiese solamente un pensamiento único, el del sátrapa, cacique o tirano de turno y sus compinches?

jueves, 22 de mayo de 2014

DESPRÓPOSITOS, INCOHERENCIAS Y ESPERPENTOS

(Y II, de momento, porque seguro que saldrán más)


 
Hay decisiones que pueden indignarme y hay otras en las que, por un lado, me da la risa y, por otro, me confirma en  la idea de que algunos adultos no son más que niños que siguen jugando, pero más peligrosos. No me digan que no les da la risa cuando imponen medallas al mérito de lo que sea a una estatua, a una imagen…, a pesar de lo mucho que esa imagen pueda representar en las creencias de cada uno, creencias que, por supuesto, respeto. Pero discrepo de esos gestos que no creo tengan algo que ver con la fe en Dios o en la Virgen. El último de ellos, obra del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha sido el de conceder, el pasado mes de febrero, la Medalla de Oro al Mérito Policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor. Quien sabe…. A lo mejor se le ha pegado algo de ese santísimo amor y va a empezar a amar un poco más a los ciudadanos que se manifiestan…
      
  Bromas aparte, porque no creo que el ministro esté en disposición de amarnos, dos asociaciones laicas han presentado una demanda contra esta decisión, que ha sido admitida a trámite por la Audiencia Nacional. Al margen de lo que decidan los jueces, vuelvo otra vez al sentido común. Primero, somos, no lo digo yo, lo dice la Constitución, un Estado acofensional, por lo que no se entiende que se den medallas oficiales a ninguna imagen de representación religiosa. Segundo, si como dice la orden ministerial, la concesión de dicha medalla se debe a la estrecha colaboración de la Policía Nacional y la cofradía que lleva por nombre el de la mencionada virgen, lo más lógico es que la medalla se hubiese concedido a los cofrades que son los que colaboran, puesto que son personas, con la Policía en los actos de la Semana Santa. Resumiendo, por favor, que estamos en el siglo XXI. Vamos a dejar las medallitas para las personas con entidad jurídica que hayan realizado algún acto para merecerlas y dejemos en paz a las imágenes religiosas que cada uno pueda llevar en sus creencias y en su corazón.

martes, 20 de mayo de 2014

DESPROPÓSITOS, INCOHERENCIAS Y ESPERPENTOS (I)

           Leer últimamente los periódicos --ya les había dicho que sé leer, ¿no?-- se ha convertido para mí en un ejercicio para conseguir memorizar y contabilizar todas las noticias que logran asombrarme e indignarme a la vez, por tanto despropósito, hipocresía y cinismo que nos rodea.
            Por ejemplo, paso ya de ladrar a las declaraciones del señor Rajoy sobre la recuperación económica, que no vemos ni notamos el 90% de los seres vivos. Será que él pertenece al tramo que no necesita recuperación porque nunca ha estado en crisis, o será que tiene un ojo de lince que le permite ver lo que no nadie ve…. Y eso que yo tengo una vista buenísima, pues distingo un gato a más de 500 metros… En fin, dejemos eso, pero afirmar que al enviar ánimos a Bárcenas, desconocía que era un defraudador y un corrupto, cuando la prensa llevaba dos días informando de la existencia de sus cuentas en Suiza, me parece bastante cínico. Y en cuanto a que desconocía,  no sólo él, sino el resto del partido, la existencia de una contabilidad B y de pagos en negro, ya me parece un tanto esperpéntico. ¿Nadie sabía nada? Eso no se lo cree ni siquiera el militante más ferviente de su partido. ¿Quiere hacernos creer que él, como presidente del PP, ignoraba lo que estaba sucediendo? Entonces, permítanme sacar estas conclusiones: o Rajoy es tonto, o es un incompetente, o las dos cosas. En cualquier empresa, si sucede algo parecido y el presidente de la misma no se entera, dimite o le cesan al día siguiente por negligente o inepto. Pero yo creo que, en el caso de Rajoy, no es incompetencia, es algo mucho peor: es un hipócrita que piensa que los ciudadanos de dos y cuatro patas somos tontos. Claro que, a lo mejor, este planteamiento le parece “cenizo o triste”. A mí, señor presidente, lo que me parece triste, triste de verdad, es oírle decir cosas como las que acabo de mencionar y más triste, triste de verdad, es pretender que nos las creamos.