Nuevo rifirrafe en el Congreso entre la apisonadora del PP y el resto de los grupos de la oposición,
y no es para menos. Querer imponer por medio de un Real Decreto nada menos que
47 medidas que modifican de golpe 26 leyes, en un trámite parlamentario que
pretendían pasar sin permitir enmiendas ni debates, ya me parece rizar el rizo
de la prepotencia y del desprecio al poder legislativo, que no lo componen
solamente ellos, cuestión que olvidan con mucha frecuencia, sino ellos y el
resto de los grupos que representan también a una buena parte de la ciudadanía.
El señor Rajoy ha
olvidado rápidamente aquello de lo que se vienen llenando la boca últimamente,
que se llama regeneración democrática, y utiliza otra vez la fórmula exprés de
Real Decreto, reservado solamente para asuntos de extraordinaria y urgente
necesidad que, desde luego, no es el caso, para sacar adelante una serie de
medidas y evitar así el debate, las críticas, los ladridos y las enmiendas.
Finalmente, ante el aluvión de protestas del resto de los grupos, se ha
aceptado tramitarlo como proyecto de ley, pero después de que el Congreso
apruebe (a esta fecha ya lo estará) el paquete completo de medidas.
¿Y a qué vienen tanta
urgencia?, se preguntarán ustedes. Pues viene a que sus mentiras, sus continuos
ataques a los ciudadanos más débiles, su tibieza ante la corrupción (salvo
cuando salpica a otro partido, aunque esto lo hacen todos), su desprecio a la
verdadera democracia y su forma prepotente y soberbia de gobernar están
llegando a su fin. Ellos lo saben y como lo saben tienen mucha prisa en dejar
atadas unas cuantas cuestiones. Y no se dan cuenta de que la fuerza que
gobierne tras las próximas elecciones meterá en el baúl de los recuerdos todos
sus despropósitos por muy legales que sean. Las leyes se hacen, se modifican o
se cambian según quien gobierne… Si lo sabré yo que cada día cambio las normas
que prometí cumplir el día anterior… Pero lo reconozco, es que además de ser
una perrita, soy antisistema hasta de mí misma…
Y precisamente esa es
la cuestión de fondo que quiero comentar. Una sociedad de humanos que, no es
por nada, pero no hay quien os entienda, no puede estar dando tumbos con normas
y leyes, dependiendo de que gobiernen unos o gobiernen otros. No me refiero,
naturalmente, a leyes de menor calado o modificaciones legislativas en las que
la mayoría de los grupos estén de acuerdo y se aprueben tras debatirlas y
enmendarlas si es necesario. Me refiero a las leyes que suscitan grandes
controversias, no solo entre los grupos parlamentarios, sino en la propia
sociedad y que a mí me hacen ladrar. En este caso concreto, me refiero, entre
otras, a la ley sobre seguridad ciudadana, sobre el aborto, sobre la Justicia
Universal, etc. Ese tipo de leyes, si de verdad viviésemos en una democracia
real y participativa, habría que refrendarlas socialmente a través de consultas
ciudadanas. Eso evitaría que el siguiente Gobierno, en función de sus votos,
que no me cansaré de repetir no son un cheque en blanco, volviese a legislar
sobre el mismo asunto. Por supuesto, es obvio, esto no quiere decir que una
ley aprobada en un referéndum sea intocable. Ni muchísimo menos. La sociedad y
los tiempos cambian, y lo que hoy puede ser perfecto para nosotros, mañana
puede dejar de serlo para las siguientes generaciones, a quienes no se les
puede impedir su derecho a decidir.
Por ejemplo, me
parece un total desprecio a todos los ciudadanos que no votaron el referéndum
franquista de 1966, ni la Constitución de 1978, porque no tenían edad para ello,
o porque ni siquiera habían nacido, como yo, que se les haya negado el derecho
a decidir, tras la abdicación del Rey Juan Carlos, qué sistema de gobierno
quieren y si están de acuerdo con la actual Constitución.
Si, por casualidad,
alguien opina que esto es demagogo, a esta humilde ciudadana perruna le parece
mucho más demagogo y más cínico gobernar por decreto, amparándose en el poder
de los diez millones de personas que les han votado, y despreciando a los 23 millones
de personas que no lo han hecho. ¿Legal?, sí. ¿Moral?, desde luego que no.
Y hablando de
demagogia, me atrevo a preguntar: ¿Alguien sabe si el señor Montoro esnifa
algún elixir antes de hacer declaraciones? Lo último que ha dicho, refiriéndose
a la salida de la crisis, es que “España empieza a asombrar al mundo”. Pues
mire usted, como suelen decir los políticos, quien se sigue asombrando soy yo.
Primero, porque por más que me empeño en buscar esa ‘salida de la crisis’, no
encuentro la puerta, ni siquiera una gatera. Y, segundo, porque no puedo
hacerme una idea de lo fatigado que ha debido acabar usted después de su última
‘patada’ a los parados: No tienen bastante con que les echen de su trabajo,
sabiendo casi con seguridad que no van a encontrar otro, sino que encima tienen
que tributar por la indemnización que les corresponde por su despido… Hombre,
digo yo, que puestos a tributar, que tribute la empresa que es la que despide,
no el trabajador que se queda en la calle. Y en cuanto a la reforma fiscal… no
sé si el mundo se asombrará, pero yo si me asombro de nuevo al comprobar que
los más beneficiados van a ser los que más tienen, pues son los tramos altos
del IRPF los que realmente van a tener una bajada substanciosa… No he conocido
un ministro de Hacienda más incompetente… La verdad es que a éste tampoco he
tenido el disgusto de conocerlo, y aunque lo hubiese conocido, vamos, es que
es tan ‘escuchimizao’ que no tiene ni un mordisco… Pero a lo que iba. Si quiere
sacar dinero, deje de esquilmar a los que menos recursos tienen y persiga de
verdad el fraude fiscal que, unido a la corrupción, es el problema más grave
que tenemos en este país. Porque si no hubiese fraude fiscal y los corruptos
devolviesen todo lo que se han llevado, con seguridad absoluta y sin demagogia,
no habría que ‘meter mano’ en la hucha de las pensiones… ¿Qué pasará cuando la
hucha se agote? ¿Seguiremos asombrando al mundo?
Es que, mire a un
lado o mire a otro, siempre veo lo mismo: Ataques directos a los derechos más
elementales de los ciudadanos. Lo último, el intento de acortar las bajas por
enfermedad de los trabajadores o que las altas las dieran las Mutuas, que es
tanto como decir que las dieran las propias empresas. De momento no lo han
conseguido, pero llevan mucho tiempo intentándolo y, simplemente, el hecho de
intentarlo ya me parece vergonzoso.
Resumiendo, seguir
esquilmando a las clases más débiles y no tocar para nada a las más altas,
banqueros incluidos, no sea que se vayan a enfadar…
Jubilaciones a los 67
años y el 50% de los jóvenes sin empleo. ¿Hay algo más absurdo?
Prohibido ponerse
enfermo y si, a pesar de la prohibición se pone usted malo, ya le gustaría a su
empresa decidir cuándo debe volver al trabajo ¿Qué sabrá su médico…?
Privatizar cualquier
servicio público que pueda ser rentable para que se enriquezcan unos
particulares, en lugar de la sociedad en general.
Hacer pagar a los
ciudadanos por servicios que ya están pagados a través de sus impuestos, por
ejemplo, el ‘repago’ sanitario.
Cambiar la fórmula
para calcular el IPC según convenga para no tener que adecuar salarios y
pensiones al aumento real de los precios.
Gravar con un IVA
escandaloso y otros impuestos servicios tan básicos como la luz, el gas o el
agua, duplicando el importe real del consumo. Todos los servicios básicos
deberían tener un IVA reducido, además de no permitir a las compañías
eléctricas y gasísticas el aumento descontrolado y continuado de sus precios.
Me da igual lo que digan unos y los otros. La realidad de cualquier hogar es
que la factura de la luz en estos últimos años se ha duplicado, sí, du-pli-ca-do…
Que sé leer y he visto las facturas de mi amita…
¿Por qué permite el Gobierno
que las tarifas de la luz y de la conexión a Internet sean de las más caras de
Europa?
¿Por qué se está
atacando continuamente a los pensionistas, primero congelando pensiones y
después subiendo una cantidad tan irrisoria y ridícula que todavía no comprendo
cómo tienen vergüenza de enviar una carta comunicándolo? Las pensiones son un
derecho recogido en esa Constitución que ustedes tanto defienden y que, sin
embargo, incumplen sistemáticamente.
Permitir que bancos y
banqueros campen a sus anchas, con sueldos y privilegios escandalosos, cerrando
los créditos a las empresas, echando a la gente de sus casas, pero eso sí,
cuando sus balances van mal, no por la crisis que en realidad ha sido provocada
en gran parte por ellos, sino por su negligente gestión, hay que inyectarles
dinero de los impuestos ciudadanos, que no están para eso, para que ellos
pueda seguir viviendo como reyes a costa del empobrecimiento de muchas capas
de la sociedad.
Podría seguir y
llenar tres folios más, pero como ejemplo creo que vale.
Así que, señor
Montoro y compañía, no sé si España asombra al mundo, pero, de momento, los
únicos asombrados somos los sufridos españoles… y yo de rebote…., porque como
sigamos así me van a tener que racionar el pienso y ya lo que me faltaba: No me
dejan votar, no puedo presentarme en ninguna lista, ni siquiera en las de
Podemos, porque mucho ‘podemos’, ’podemos’, pero los perritos no… Pues para que
lo sepáis, cualquiera de nosotros lo haría mucho mejor que el Rajoy, la Cospe,
el del asombro y la Fátima quien, por cierto, todavía no ha hecho el milagro de
acabar con el paro….
Es que, ya lo he dicho, los humanos sois raros, raros, pero por más imaginación que pongo en ello, aún no sé de dónde habéis sacado a estos dos de arriba....
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