Por ejemplo, paso ya de ladrar a las
declaraciones del señor Rajoy sobre la recuperación económica, que no vemos ni
notamos el 90% de los seres vivos. Será que él pertenece al tramo que no
necesita recuperación porque nunca ha estado en crisis, o será que tiene un ojo
de lince que le permite ver lo que no nadie ve…. Y eso que yo tengo una vista
buenísima, pues distingo un gato a más de 500 metros… En fin, dejemos eso, pero
afirmar que al enviar ánimos a Bárcenas, desconocía que era un defraudador y un
corrupto, cuando la prensa llevaba dos días informando de la existencia de sus
cuentas en Suiza, me parece bastante cínico. Y en cuanto a que desconocía, no sólo él, sino el resto del partido, la
existencia de una contabilidad B y de pagos en negro, ya me parece un tanto
esperpéntico. ¿Nadie sabía nada? Eso no se lo cree ni siquiera el militante más
ferviente de su partido. ¿Quiere hacernos creer que él, como presidente del PP,
ignoraba lo que estaba sucediendo? Entonces, permítanme sacar estas
conclusiones: o Rajoy es tonto, o es un incompetente, o las dos cosas. En
cualquier empresa, si sucede algo parecido y el presidente de la misma no se
entera, dimite o le cesan al día siguiente por negligente o inepto. Pero yo
creo que, en el caso de Rajoy, no es incompetencia, es algo mucho peor: es un
hipócrita que piensa que los ciudadanos de dos y cuatro patas somos tontos.
Claro que, a lo mejor, este planteamiento le parece “cenizo o triste”. A mí,
señor presidente, lo que me parece triste, triste de verdad, es oírle decir
cosas como las que acabo de mencionar y más triste, triste de verdad, es
pretender que nos las creamos.
Y hablando de su amigo, el señor
Bárcenas, encarcelado en Soto del Real, ha sido castigado sin salir al patio
durante 140 días por un incidente durante un traslado al hospital por problemas
alérgicos. No quería ir esposado con las manos a la espalda y empezó a golpear
el coche e insultar a los funcionarios a los que llamó chulos, afirmando que no
era ningún delincuente para ser tratado así. No voy a comentar nada más que
esto último: no se considera un
delincuente. ¿Este hombre ha mandado también sus neuronas a Suiza? Hay que
tener cara dura, cinismo y desvergüenza para no creerse un delincuente después
de todo lo que ha hecho. A ver, la m con la a: ma… Un delincuente es aquella
persona que ha cometido un delito. Cometer un delito es no respetar la Ley.
Cometer un delito es defraudar a Hacienda. Cometer un delito es tener cuentas
sin declarar en Suiza y en paraísos fiscales. Cometer un delito es pagar servicios
o trabajos con dinero negro y organizar una contabilidad paralela y una trama
de corrupción para enriquecerse ilícitamente… Por favor, que alguien se lo
diga….
Cada
vez estoy más convencida de que tanto los recaudadores de impuestos de todo
tipo, como algunas entidades comerciales que viven de sus clientes, no sé
exactamente si piensan que los ciudadanos son una panda de borregos que están a
su servicio para que los esquilmen de mil y una maneras, pero algo parecido. Por
ejemplo, según un estudio de Adicae (Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas
de Ahorro), se han detectado medio millar de cláusulas abusivas en contratos y
operaciones, que vienen aplicando con regularidad hasta 52 entidades
financieras. La denuncia presentada a primeros de este año ante el Banco de
España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, indica que la causa de
este comportamiento ha sido en todo momento “maximizar la ganancia, aún a costa de lo que sea”. Más claro,
agua. Ya ni siquiera me pregunto, porque sería una ingenuidad genuina por mi
parte, si los responsables bancarios que ordenan actuar así a sus empleados
tienen conciencia o vergüenza. Lo que si me pregunto es por qué el Banco de
España y el Gobierno no se ha preocupado por los ciudadanos, timados o engañados sibilinamente, de la
misma manera que se han preocupado por sanear las cuentas de las entidades con
dinero público, sin pedir responsabilidades a ningún directivo bancario, ni a
ningún Consejo de Administración, por su negligencia, incompetencia y falta de
moralidad. En lugar de ello, han mirado para otro lado permitiendo con ello
que, mientras las entidades entraban en pérdidas, sus directivos siguieran
llenándose los bolsillos.
Otro
esperpento nacional es la decisión del TSJA de que la Junta de Andalucía deberá
abonar el 75% de su sueldo a Francisco Javier Guerrero, exdirector de Trabajo
del Gobierno andaluz, suspendido en sus funciones, y uno de los principales
responsables del escandaloso fraude de los ERE. Nadie con un mínimo de sentido
común puede entender cómo un corrupto puede seguir cobrando de un organismo
público y, encima, sin trabajar. Puede que la culpa de esta situación sea de
los jueces, pero también lo es de la Junta que permitió su reingreso en el
cuerpo de auxiliares administrativos, aunque declarándolo en suspensión
provisional de funciones. Este hecho es el que ha permitido el recurso de
Guerrero y la posterior sentencia del TSJA.
Lo que
está muy claro es que ningún corrupto debería tener más derechos que el de
ingresar en la cárcel y devolver lo robado. Y si las leyes actuales permiten
que se dé una situación como la del exdirector de Trabajo de la Junta de
Andalucía, habrá que cambiar todo lo que sea necesario para que este hecho no
se vuelva a repetir.
Y
siguiendo con temas de corrupción, hay que ver la ligereza de algunos
funcionarios de Invercaria, empresa pública andaluza de inversiones,
investigada por un juzgado de Sevilla,
que concedieron 300.000 euros de subvención a la sociedad FUMAPA tras “un
deficiente análisis de la inversión propuesta”, análisis que llenaba medio
folio. Ya se sabe el dicho de que “si lo bueno es breve, dos veces bueno…” pero
hombre, digo yo que para llevarse 300.000 euros de los impuestos ciudadanos
podían haberse molestado un poco más en desarrollar su ejercicio de redacción….
Hace
ocho años grupos ecologistas consiguieron frenar el intento de construir casi
dos mil viviendas, una zona hotelera y un campo de golf en un pinar protegido en Navas del Marqués,
en la provincia de Ávila. Pero cuando consiguieron pararlo, los responsables de
este desaguisado ya habían talado una parte considerable de este espacio
“desprotegido”. Tras la oportuna denuncia, viene el fallo judicial que no
encuentra culpables. Como lo leen. Los jueces no encuentran culpabilidad ni en
el alcalde, ni en los promotores, ni en los técnicos de la Junta de Castilla y
León que elaboraron los preceptivos informes, ni en los directivos autonómicos
que los firmaron. Nadie es culpable. Alguien realizo informes, alguien los
firmó, alguien concedió la licencia, alguien taló los árboles, pero el juez no
encuentra culpables. Nadie es responsable de nada. Es tan absurdo que no
necesita comentarios. Repito aquello de que la Justicia es ciega, pero algunos
jueces necesitan gafas.
Otro
juzgado ha condenado a un hombre a dos años y un día de prisión por robar siete
gallos en una finca, valorados en 245 euros. No voy a entrar a valorar si la
condena me parece justa o injusta, pues desconozco más pormenores del caso. Sólo
se me ocurre comparar el valor de lo robado con la pena impuesta. Si
trasladásemos esa equivalencia a las condenas impuestas a algunos corruptos y
defraudadores, y a las que se piden en otras causas pendientes aún de juicio,
me salen en todos los casos que corruptos, defraudadores, malversadores,
prevaricadores y demás fauna de sinvergüenzas que están debajo de todas las
alfombras de este país, casi, casi, se van de rositas. Porque si por cada 245
euros que se han llevado les corresponde dos años y medio de prisión…. no me
salen las cuentas. Aunque las cuentas con los corruptos, que es el principal
problema de nuestro país, puesto que de esas corrupciones se derivan otros
muchos perjuicios para la ciudadanía, la verdad es que nunca me salen. Nunca he
entendido que si a un delincuente le caen diez años, por poner un ejemplo,
mucho antes de esos diez años esté en la calle.
Si, aunque
soy una perrita, ya sé que las cárceles están para encerrar a quienes
delinquen, pero también para ayudarles a su reinserción en la sociedad. Esto
último se ha quedado en una teoría, porque en la realidad, muchos de los
ladrones vuelven a robar, los corruptos vuelven a llevárselo en cuanto se les
pone a tiro, los violadores vuelven a violar, los traficantes de droga vuelven
a traficar, los asesinos vuelven a matar y los que maltratan a sus mujeres, no
sólo vuelven a maltratarlas sino que incluso algunos las matan…. Entonces,
¿dónde está el fallo? ¿Quizás en la ley que permite la rebaja de condena simplemente
porque ha cumplido una parte de la misma, o por buena conducta? A la vista de
los resultados, ¿no sería mejor que las condenas se cumplan íntegramente, pues
para eso se ponen, excepto los casos que respondan realmente a un deseo
verdadero de reinserción, precedido por supuesto de un arrepentimiento expreso y,
por supuesto también, de un informe psicológico que lo ratifique? Y en los
casos de corrupción, que nadie que no haya devuelto lo que se ha llevado, no
sólo no pueda acogerse a ninguna reducción de la condena impuesta, sino que
ésta sea más elevada al no haber intención de resarcir del daño infringido a la
sociedad. Es decir, que todos los corruptos y ladrones sepan que ni él ni su
familia van a poder disfrutar nunca del dinero robado.
Señor
Gallardón, este tipo de cosas que escandalizan a la sociedad son las que tiene
que arreglar y no aumentar tasas para que nadie denuncie nada, tener jueces
insuficientes con lo que algunas causas pueden demorarse años en ser juzgadas,
o cargarse de un plumazo la llamada Justicia Universal con el esperpento, y
nunca mejor dicho, de tener que excarcelar a un montón de delincuentes, o
volver a criminalizar a la mujer en el tema del aborto, por poner algunos
ejemplos.
Por
favor, que alguien se lo diga también, porque seguro que a mí no me entiende….
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