domingo, 30 de marzo de 2014

NOS DECLARAMOS ANTI SISTEMA


Si sus señorías, lo sentimos, pero nos declaramos solemnemente “anti sistema”. No tengo flauta, aunque si soy una perrita. No es que no tenga edad para amarles, lo que no tengo son ganas, pues sus señorías son lo más anti lujuria, políticamente hablando, que conozco y, tanto mi dueña como yo, estamos hasta los mismísimos de todos ustedes. Cada vez que abrimos un periódico, terminamos sintiéndonos anti sistema. Cada vez que oímos las noticias por la radio o vemos las noticias de la TV, terminamos sintiéndonos anti sistema. En resumen, cada vez que nos enteramos de lo que acontece políticamente, día a día, en esta España nuestra, terminamos sintiéndonos anti sistema.
          Dice mi amita, que recuerda, porque tiene edad para recordar, aquellos años de las primeras elecciones democráticas, de la recuperación del voto, de la salida de una dictadura y la entrada en un estado de derecho. Recuerda la esperanza que se palpaba en las calles y en las conversaciones con unos y con otros…. Recuerda aquellos años con nostalgia, porque dice que había ilusiones hasta en el aire que respiraban, y no podemos perdonar que sus señorías hayan utilizado el voto ciudadano para matar, poco a poco, pasito a pasito, todo aquello.
         
Ella asegura que no votò para que personajes sin moral y sin dignidad viesen la política como un trampolín para enriquecerse. No votó para que, quienes tienen que luchar, trabajar y legislar para conseguir una sociedad justa, equilibrada y solidaria nos hayan llevado a la situación en la que nos encontramos. No votó para que el poder del voto se utilizase contra los ciudadanos en general, para esquilmarlos con impuestos de todo tipo, empobreciéndoles y robándoles sus derechos a golpe de decreto.         
          Ella votó para que los ciudadanos tuviesen voz y no para que intenten amordazarlos. Votó para que la ciudadanía, a través de sus impuestos, gestionados de manera eficiente y sin despilfarros, tuviese derecho a una sanidad y a una educación pública y de calidad, a una vivienda, a un trabajo que le permitiese vivir con dignidad, a una cultura al alcance de todos, a una justicia eficiente apartada de ideologías políticas. Votó para que sus señorías impidiesen la corrupción en lugar de beneficiarse de ella o mirar para otro lado. Votó para que sus señorías trabajasen por y para los ciudadanos, en lugar de hacerlo exclusivamente por y para su partido, como autómatas sin capacidad para pensar, o como entes pensantes pero cobardes y pusilánimes que no se atreven a oponerse a las directrices de los dirigentes del partido, aunque no estén de acuerdo con ellas.
         
Votó por el poder del pueblo y si resulta que sus señorías tienen más en cuenta lo que dicen  determinados personajes de su partido, que lo que dicen los ciudadanos, se siente estafada. Eso es partidocracia, no democracia. Y se niega, y yo con ella, a aceptar ese sistema.
         
Y todo esto seguirá siendo así mientras no haya listas abiertas. Mientras su voto no valga lo mismo que el voto de cualquier otro ciudadano, independientemente de dónde se resida. Y seguirá siendo así mientras sus señorías no trabajen por la sociedad a la que representan y dejen de ser bultos sentados en sus bancos para votar leyes o normas, o decretos que, muy posiblemente, ni siquiera han leído.
        
Después de tanto años, y tantas oportunidades como han tenido para gobernar y ha cer las cosas bien, resulta que está más claro que el agua que ni siquiera han cumplido una Constitución que sus señorías redactaron y aprobaron, como un  marco óptimo de convivencia y cohesión social. Una Constitución que hace aguas a babor y a estribor, por la proa y por la popa. ¿Para qué tanta palabrería, si han incumplido prácticamente todo su articulado?
          Nosotras, de verdad, no éramos anti sistema, pero sus señorías nos han convertido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario