martes, 25 de marzo de 2014

SUÁREZ Y LA MARCHA POR LA DIGNIDAD

         Dirán ustedes que qué tiene que ver el fallecimiento del ex presidente Suárez con la Marcha por la Dignidad. Pues tiene que ver y, desde mi punto de vista canino, mucho, tiene que ver mucho.
          Voy a referirme primero a Suárez, del que llevan hablando todos los medios tres días, como si ya hubiese fallecido y aún seguía vivo. Cuando pienso en lo efímera que es la vida y, a veces, tan cruel, siento pena por un hombre que estuvo en lo más alto de la política nacional y en como las circunstancias se ensañaron con él. Quizás el alzhéimer, que le acompañó en los últimos años de su vida, fue el único mecanismo de defensa a su alcance para que su cerebro olvidase tanta amargura y sufrimiento en el terreno personal,  y tanta incomprensión, deslealtad y traición como padeció en su vida política.
          Ahora no, ahora como ha fallecido, todo el mundo habla bien de él y valoran el papel que jugó en aquellos años convulsos y difíciles, tras la muerte del dictador. Quizás, incluso algunos de los que le apuñalaron políticamente por la espalda, hablen bien de él. No lo sé, pero lo que sí sé es que la historia, tarde o temprano, acaba poniendo a cada uno en su lugar y sé que algún día ustedes, los humanos,  reconocerán de verdad su grandeza humana y política.
           Ahora no, ahora como ha fallecido, todo el mundo habla bien de él y valoran el papel que jugó en aquellos años convulsos y difíciles, tras la muerte del dictador. Quizás, incluso algunos de los que le apuñalaron políticamente por la espalda, hablen bien de él. No lo sé, pero lo que sí sé es que la historia, tarde o temprano, acaba poniendo a cada uno en su   y que algún día ustedes, los humanos,  reconocerán de verdad su grandeza humana y política.
          Para mí, y sin lugar a dudas, fue el mejor presidente de vuestra democracia. Me importa un bledo de dónde procedía, políticamente hablando, porque lo verdaderamente importante es lo que hizo y cómo lo hizo. Siempre lo he admirado por su valentía, por su sinceridad y, sobre todo, por su honestidad. Tres cualidades que ya me gustaría, y a ustedes también, tuviesen algunos políticos del momento actual. Honestidad porque no utilizó la política para enriquecerse, salió de ella con lo mismo que entró. Sinceridad, porque no conozco ningún momento de su quehacer político en el que mintiese a la ciudadanía. Y valentía porque se atrevió a hacer lo que tenía que hacer en aquel momento y en aquellas circunstancias.
           Que aquella transición se cerró un poco en falso para evitar males mayores, o que aquella transición ha finalizado su andadura y hay que revisar muchas cosas, empezando por la Constitución, totalmente de acuerdo. Pero en aquel momento trazó un camino de paz, diálogo y acercamiento de posturas, un camino para recorrer juntos. Fue un demócrata de los pies a la cabeza, mucho más de los que hoy se llenan la boca hablando de algo en lo que no creen o que utilizan solamente en su propio beneficio. Y como profundo demócrata, creyó en la libertad y en la necesidad de otras opciones políticas, como la legalización del PCE. Algo que, puedo olfatear y olfateo, no hubiesen hecho otros líderes del momento de haber estado en su lugar.
          Y en cuanto a valentía y DIGNIDAD, basta con ver la imagen del 23-F en el hemiciclo. El payaso-marioneta de Tejero consiguió que sus señorías se tirasen al suelo, pero no consiguió que el presidente del Gobierno, representante máximo de los ciudadanos españoles, es decir, de España, hincase la rodilla. Toda una lección frente a las metralletas, toda una lección frente a aquellos animales con botas, ignorantes, fanáticos y anti demócratas, aunque ellos se creyesen, y visto el último episodio de los Tejero, se sigan creyendo, unos salva patrias.
           Dicen algunos que no tenía ideología. Puede ser, pero demostró, ahí están los Pactos de la Moncloa y el Estatuto de los Trabajadores como ejemplos, que tenía un poso socialista, mayor que el que tuvo el señor González años después con su reforma laboral y sus contratos basura. Y al margen de ideologías y partidismos políticos, hay que resaltar su sentido de Estado, anteponiendo los intereses de España a cualquier otro, como demostró también al presentar su dimisión, una palabra que muchos de los políticos actuales no conocen. Y como creo que siguió demostrando posteriormente al no hablar nunca de las muchas cosas que debía saber, tanto de La Zarzuela, como de todo lo que rodeó al fallido golpe de estado.
          Por todo ello, y cuando, algún día, que llegará, se sepa la verdad, no la versión oficial, de los prolegómenos de aquella oscura noche del alma que fue el 23-F, puedo asegurar y aseguro, que Adolfo Suárez estará, aún más, en el lugar histórico que le corresponde. Mientras tanto, PRESIDENTE, descansa en paz.
          Y después de hablar de un presidente que siempre ejerció su cargo con dignidad, ¿verdad que ven la relación con las marchas que han recorrido España y desembocado el sábado en Madrid? La relación es la palabra DIGNIDAD. Eso es lo que se les pide a los políticos, dignidad con su cargo, dignidad con su trabajo, dignidad con España y sus ciudadanos, dignidad con la política y con la democracia. Ni más ni menos.
           En cuanto a la marcha que recorrió las calles madrileñas, no necesitamos que los medios de comunicación den cifras, Las imágenes de la Plaza de Colón y sus alrededores, son lo suficientemente explícitas para demostrar que la marcha fue un éxito total y que la indignación ciudadana sigue tomando pacíficamente las calles.

Ahora me pregunto qué manos negras dirigen algunos medios de comunicación, porque me ha asombrado la atención mediática de la manifestación que ha sido bastante escasa. Creo que una marcha que ha recorrido España desde distintas provincias para confluir en Madrid, en una más que multitudinaria manifestación, merecía cuando menos una doble página que, salvo error, no he visto en ningún periódico. Por ejemplo, he echado de menos poder conocer el manifiesto que se leyó al final de la misma. No conozco por los medios su contenido, pero sí han resaltado quien lo leyó. ¿Eso es informar? Y también me alucina que se haya prestado más atención, sobre todo en algunas televisiones, los disturbios al final de la misma, que las reivindicaciones de los manifestantes y el significado de la marcha.
         
 La manifestación es una cosa y los disturbios, otra. La manifestación fue totalmente pacífica y hay que informar con honestidad de ello. En este tipo de concentraciones siempre hay  determinados individuos que dan rienda suelta a su violencia y falta de civismo, pero también hay que reconocer que la actuación policial en algunas de las concentraciones de protestas ciudadanas deja mucho que desear. Y tan criticable es una violencia como la otra. La violencia, venga de donde venga, no tiene excusas. Lo que ya me parece rizar el rizo es pretender responsabilizar a los organizadores de la marcha de dichos disturbios y destrozos del mobiliario urbano. La marcha discurrió pacíficamente y los disturbios se produjeron al final de la misma, por lo que no creo que los organizadores sean responsables de ello. ¿O es que lo que se pretende en el fondo con ese intento responsabilizador es que no haya más muestras de descontento ciudadano?  

       Luego,  resulta que sindicatos policiales protestan contra sus mandos por la descoordinación, pero sobre todo se quejan de que tenían órdenes de no utilizar material antidisturbios…. Hombre, ya me parece también rizar el rizo, porque no les he oído protestar o criticar las órdenes -en este caso de otro cuerpo de las FSE como la Guardia Civil-  de disparar pelotas de goma a unos pobres desarrapados y muertos de hambre que pretendían alcanzar lo que ellos creen El Dorado en las playas de Ceuta. ¿Qué pasa, que si algún día algún jefe descerebrado les da la orden de disparar con balas de verdad a inmigrantes o a manifestantes, van a obedecer sin pararse a pensar en lo que están haciendo….
        
Un poco de dignidad, por favor, tanto por una parte como por otra. Los vándalos, porque con esas actuaciones violentas e incívicas lo único que hacen es ayudar a quienes se empeñan en querer desprestigiar a los movimientos ciudadanos de protesta. Y las Fuerzas de Seguridad del Estado porque su obligación es salvaguardar los derechos de los ciudadanos y no agredir indiscriminadamente, como más de una vez lo han hecho.
        
Y eso, no sólo hay que decirlo, sino dejarlo muy clarito para no mezclar churras con merinas y no desvirtuar o acallar la verdadera razón de esos movimientos ciudadanos. Sobre todo DIGNIDAD, también a la hora de informar desde algunos medios de comunicación.

          Y que lo tenga que decir yo que soy una perrita….
     
 
 

 

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