JUSTICIA: Virtud que inclina a obrar y juzgar teniendo por guía la verdad y dando a cada uno lo que le pertenece.
Esta es la definición que los
diccionarios hacen de la palabra justicia. Y yo añado además, que la JUSTICIA
con eso, con mayúsculas, para que lo sea de verdad, tiene que ser rápida y
alejada de interpretaciones que encierran en sí mismas manipulaciones partidistas
de las leyes, pero sobre todo, sus resoluciones tienen que ser comprensibles
hasta para el más ignorante de los ciudadanos. Porque cuando mi dueña me ha
leído alguna, termino dormitando en su regazo, aburrida de no entender nada. Y
no hablo ya de la jerga jurídica que es peor que una receta médica escrita a
mano. ¿Costaría mucho dar clases de lenguaje en las facultades de Derecho y
convertir esas sentencias ininteligibles en resoluciones claras y fáciles de
entender?
Pero aún hay otra
cuestión más incomprensible que la del lenguaje y eso, señores, si que no hay
quien lo entienda. Me refiero a la disparidad de criterios aplicados por
algunos jueces a la misma causa, es decir, mismos casos y distintas sentencias
según qué jueces las juzguen. Humilde, pero ladrando firmemente, creo que la
justicia que se aleja del sentido común no es JUSTICIA. Que la justicia que
interpreta las leyes según qué juez presida la causa no es JUSTICIA. Y que
alguna sentencia atufe a partidismo o ideología política, tampoco es JUSTICIA.
Por ello, cada vez es
mayor la incomprensión y la desconfianza de los ciudadanos ante el sistema
judicial. Y en cuanto a la lentitud, hay juzgados que sufren saturación de
denuncias y trabajo por no hacer extensivas ciertas sentencias ante casos
iguales, en lugar de tener que litigar individualmente.
Hay multitud de casos que
justificarían lo que estoy ladrando, pero solo voy a citar algunos. Por ejemplo:
un trabajador denuncia a su empresa para que le abone cierta cantidad que,
según el convenio colectivo le corresponde cobrar. No entro en los detalles
porque no importan y porque son los mismos en ambos casos. Pues bien el juzgado
le da la razón y la empresa tiene que abonarle la cantidad reclamada. Con la
sentencia en la mano, el comité de empresa pide a la misma que haga extensivo
el fallo al resto de la plantilla. La empresa se niega y ante esa actitud, el
Comité de Empresa plantea un conflicto colectivo para pedir que se haga
extensiva dicha sentencia al resto de los trabajadores . ¿Pueden ustedes creer
y entender que la segunda sentencia da la razón a la empresa? Pues así fue.
No trato aquí de
dilucidar quién tenía razón si la empresa o los trabajadores, sino quién de los
dos jueces se equivocó al administrar eso que algunos llama justicia. Porque lo
que no es entendible de ninguna de las maneras, ni siquiera por mí aunque dicen
que soy una perrita lista, es que ante un caso, exactamente con los mismos
parámetros o fundamentos, pueda haber dos sentencias tan dispares y en las
antípodas la una de la otra.
Otro ejemplo muy reciente: el juez
que investiga el accidente del Alvia en Galicia, el pasado 24 de julio, que
provocó la muerte de 79 pasajeros, siempre ha estado convencido de la
responsabilidad de Adif y Renfe en la tragedia y cualquiera con sentido común
estará de acuerdo con él. El juez acusa a Adif de arriesgar la vida de los
viajeros por ahorrar. Concretamente, instaló en Angrois medidas de seguridad
insuficientes por acortar el viaje unos minutos y bajar costes. Esas medidas
imprudentes, según el juez, sobre un trazado peligroso y las medidas de
seguridad insuficientes de la vía contribuyeron al descarrilamiento del tren por
un despiste del maquinista. Pero si las medidas de seguridad hubieran tenido en
ese tramo un sistema de frenado automático se hubiera evitado la catástrofe, a
pesar del error del maquinista. El próximo 7 de marzo también interrogará al
jefe de maquinistas, así como a los dos jefes que recibieron un informe del
primero, año y medio antes de la tragedia, y en el que alertaba de la peligrosidad de la
actual configuración de la línea.
Pues bien, el juez he
tenido que emitir un nuevo auto para volver a intentar imputar a los altos
directivos, ya que la Audiencia Provincial de A Coruña evitó en un primero
momento de la instrucción las citaciones, al entender que aún no había indicios
de delito contra responsables de Adif o de Renfe. Lo de las medidas de seguridad
se supo desde el primer momento. Hay otros tramos de vía que tenían instalado el sistema de frenado
automático. Si aquí no se instaló, conociendo la peligrosidad del trazado, es
obvio que alguna responsabilidad tendrán Adif y Renfe. ¿Por qué esa disparidad
de criterio entre el juez instructor y el de la Audiencia Provincial de A
Coruña?
Varas de medir
Otro caso reciente
sucedido en la provincia de Málaga: a un matrimonio, con un bebe de 16, meses le derriban la casa por
orden judicial, al estar levantada en terreno no urbanizable. Llevaban viviendo
en ella desde 2007 y al afectado, que la construyó con sus manos, solo le
faltaban de pagar dos letras del préstamo que había pedido para construirla. Se
han quedado en la calle.
Estoy de acuerdo, como
lo estarán ustedes, en que es ilegal construir en terreno no urbanizable, pero ¿qué
vara de medir es la que, en un lugar derriba viviendas y en otros muchos, por
ejemplo Marbella, las legaliza? ¿Eso es JUSTICIA? Desde mi punto de vista
canino, desde luego que no.
Último ejemplo,
porque esto es un artículo y no un libro. Varias sentencias de los Juzgados de
lo Mercantil de Málaga han obligado a Cajamar a devolver el dinero de las
clausulas suelo de sus hipotecas. La entidad deberá reembolsar las cantidades cobradas de más a sus
clientes-víctimas hasta que se eliminó esta condición de los contratos por una
sentencia del Supremo, de mayo del 2013, que reconocía la falta de
transparencia de la entidad bancaria. Es decir, estos afectados han tenido que
litigar para recuperar las cantidades abonadas a la Caja antes de que el Supremo
anulase dicha clausula. Lo lógico
hubiera sido que el Supremo hubiese hecho extensivo este derecho automáticamente
a todos los clientes que estén en el mismo caso, sin necesidad de que tengan
que poner denuncias individuales para conseguirlo.
En estos fallos, los
jueces defienden que, aunque el Supremo “rechaza la retroactividad de su
sentencia porque podría generar trastornos graves en la economía”, en una
acción individual la cuantía reclamada no quebraría ni pondría en riesgo el sistema
económico.
Me maravilla y me
pasma el argumento de esos humanos del Supremo de rechazar los efectos
retroactivos de su propia sentencia, porque podría generar trastornos graves en
la economía… ¿Qué economía? ¿La de una Caja en la que sus directivos se
estaban, literalmente, forrando a costa de las irregularidades cometidas con
las clausulas claramente abusivas de sus hipotecas, entre otras cosas,
aprovechándose de la inocencia o la ignorancia de sus clientes?
Otra vez. Otra vez,
una medida que beneficia a la banca. Señores jueces del Supremo, si ustedes
dictaminan que es ilegal el cobro de ciertas cantidades por una clausula
hipotecaria que consideran nula por falta de transparencia, lo justo sería que
todas las cantidades cobradas en virtud de esas clausulas fueran
automáticamente devueltas a sus víctimas, ya que su cobro también ha generado
graves trastornos en su economía doméstica. Lo contrario no se entiende. Y de
esa forma, también se haría justicia con muchas familias o personas que, bien
por desconocimiento, bien por no saber siquiera que las han estafado, no pueden
presentar denuncia alguna. ¿Quién las ampara?
Esto, por supuesto, es
extensible igualmente al caso de las “preferentes”. Porque, obligar a que
individualmente cada uno reclame judicialmente lo que le corresponde no sirve
más que para dar más trabajo y saturar los juzgados, cuando podían dedicarse a agilizar
la resolución de otros casos pendientes. Solamente en Málaga, cuyos juzgados de
lo Mercantil han sido pioneros en sentencias sobre las clausulas suelo, se han
presentado casi 500 denuncias el pasado año.
En resumen, creo que está muy bien
ese lema vuestro de que la Justicia debe ser ciega, pero creo que algunos
jueces deberían ponerse gafas para ver mejor.
Guau, guau y más que
guau.
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